La primera
dice: “¡Yo, soy la Paz! A pesar de mi luz, las personas no consiguen mantenerme
encendida.”
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda
dice: “¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas. Porque
ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome.”
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y ésta se apagó.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y ésta se apagó.
En voz baja y
triste la tercera vela se manifestó: “¡Yo soy el Amor! No tengo más fuerzas que
quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para
ellas mismas; se olvidan hasta de aquellas que están a su alrededor.”
… Y también se apagó.
… Y también se apagó.
De repente
entró una niña y vio las tres velas apagadas. Y dijo: “¿Qué es esto? ¡Ustedes
deben estar encendidas y consumirse hasta el final!”
Entonces, la
cuarta vela, habló: “No tengas miedo niña, ¡mientras yo esté encendida, podemos
encender las otras velas!”
Entonces la niña tomó la vela de la ESPERANZA y encendió las que estaban apagadas.
Entonces la niña tomó la vela de la ESPERANZA y encendió las que estaban apagadas.
Que la vela
de la ESPERANZA nunca se apague dentro de nosotros.
Salmos 27:14
Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor.
Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor.
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